LA HUELLA DE CARBONO, HERRAMIENTA DE LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACIÓN
La Huella de Carbono nos permite actuar sobre los impactos del Cambio Climático debido fundamentalmente a sus medidas correctivas y, además, puede ayudar a paliar los efectos de la desertificación mediante los proyectos de absorción de CO2 con la plantación de masas forestales. Es en sí misma, una herramienta transversal para cualquier tipo de organización y multifuncional para la sociedad y el medio ambiente.
La desertificación es el resultado de una permanente degradación de los suelos, que van perdiendo de forma progresiva todo su potencial de producción. La desertificación se asocia a la pérdida de biodiversidad y contribuye al cambio global del clima con la pérdida de capacidad de captación de carbono y un aumento en el albedo de superficie. Por lo tanto, no solo supone la pérdida de recursos a nivel de explotación, también de las virtudes inherentes al suelo: El suelo lleva a cabo funciones ecosistémicas centrales, como la producción de alimentos y de biomasa, el reciclaje de nutrientes o el sostenimiento de la biodiversidad de los ecosistemas terrestres.
Además, el suelo desempeña un importante papel en el ciclo del Carbono y puede representar una fuente importante de CO2 y de otros gases invernadero a la atmósfera. La cantidad total de Carbono que contiene el suelo es dos a tres veces superior al del CO2 atmosférico (Bouwman, 1990). El suelo también contribuye a la regulación climática a través del secuestro de carbono en forma de materia orgánica y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, como el CO2 o el N2O. Igualmente, tiene un papel fundamental en la regulación del ciclo hídrico, gracias a la retención de agua, en la degradación e inmovilización de contaminantes, que nos permite la provisión de aire, suelos y aguas limpios, y en el sostenimiento de las actividades y construcciones humanas.
En España, más de dos tercios de nuestro país son vulnerables a los efectos de la desertificación. La combinación de factores naturales y socioeconómicos hacen que España sea el país más afectado por la degradación de la tierra en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas en la Unión Europea y uno de los más afectados de la región mediterránea.
En la Región de Murcia, las características del clima mediterráneo y las particularidades físicas del territorio de nuestra región, unidas a su histórica explotación, han dado lugar en muchos lugares de nuestra geografía a un paisaje degradado que fácilmente es identificado con el concepto de desertificación. Considerando que gran parte del suelo de la región tiene fuertes pendientes y se encuentra sobre materiales blandos, como margas y arcillas, se dan los factores idóneos para dificultar el establecimiento de la vegetación, dando como resultado ecosistemas muy frágiles vulnerables de degradarse rápidamente.
La solución a este grave problema es difícil, pero pasa por una correcta ordenación del territorio así como una serie de medidas obligatorias derivadas de la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética por parte de la administración y de las grandes empresas, empleando buenas prácticas medioambientales que reduzcan estos riesgos, reforestando las áreas degradadas y previniendo los incendios forestales, mediante Planes de Gestión elaborados por expertos.
Desde Green CO2 desarrollamos e impulsamos Proyectos de Compensación tales como la reforestación de zonas degradadas mediante la plantación de especies autóctonas que mejor se adapten a las necesidades de la zona.
Dto Técnico de Green CO2
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