La Huella de Carbono llama a las puertas de las organizaciones españolas
Después de que el Consejo de Ministros remitiera el pasado 19 de Mayo de 2020 a las Cortes el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, éramos muchos los que estábamos esperando una actualización de la situación de esta Ley, muy novedosa en aspectos de neutralidad climática en nuestro país.
No fue hasta el pasado jueves 1 de Abril que el Congreso finalmente diera por buena esta Ley de Cambio Climático y Transición Energética, después de estar casi un año entero en proceso de revisión. Ahora, es el Senado el que tiene la última palabra antes de su aprobación definitiva.
Se prevé que salga de manera definitiva y sin más demora a la luz, si no hay cambios en el Senado, el próximo mes de mayo.
¿Por qué es tan importante esta Ley y que es lo que realmente se plantea?
Esta ley surge como un modo de adaptación a las políticas y acuerdos Europeos que promueven una economía baja en carbono, una transición energética hacia un modelo renovable y la adaptación y mitigación del cambio climático, enemigo común de todos los países.
Entre los objetivos más destacables en un primer periodo temporal que abarca hasta el 2030, destacamos el que las emisiones de gases de efecto invernadero del conjunto, España tienen que reducir al menos un 23%, tomando como referencia el año 1990.
Las energías renovables toman gran impulso y se propone alcanzar una penetración de energías de origen renovable un 42 % en el consumo final de energía.
Además de eso, todos los municipios de más de 50.000 habitantes deberán adoptar planes de movilidad sostenible y declarar zonas de bajas emisiones. Esto significa que las instituciones y administraciones van a tener que trabajar temas de movilidad sostenible y cálculo, reducción y compensación de sus emisiones de gases de efecto invernadero, al igual que el conjunto de las empresas si queremos lograr el objetivo de neutralidad climática propuesto por esta Ley.
Y es que el punto máximo a alcanzar por nuestro país con esta legislación, es la neutralidad climática para el año 2050, lo que significa que España va a tener que compensar el grueso de sus emisiones a través de sus propios sumideros forestales. Una tarea que sin duda va a necesitar el apoyo de todos los actores interesados en la economía nacional.
La duda que se plantea con esta nueva legislación es si nuestras empresas están preparadas para asumir esa transición energética y hacer frente a nuevas herramientas de cálculo de la huella de carbono.
Lo cierto es que algunas comunidades autónomas, como Baleares o Cataluña, tienen ya desde hace algunos años legislación al respecto, donde, entre otros parámetros, incluyen un registro de huella de carbono de medianas y grandes empresas y aplican criterios de sostenibilidad en el sentido en el que esta nueva ley estatal pretende actuar.
Adaptarse a los tiempos es vital para la supervivencia empresarial, y la adaptación de una nación tan propensa a sufrir los efectos del cambio climático, como es España, está en manos de administraciones, gobiernos, empresas y ciudadanos para que sea justa y real.
Toca ponerse las pilas y adaptarse a la nueva legislación, el horizonte marcado no va a ser fácil de superar y queda mucho por hacer. La sensibilización toma en este momento un gran papel, y son las instituciones las que deben programar planes de apoyo a las empresas para que ese camino de adaptación sea conseguible.
24/05/2021